25 ago 2009

En La Bitácora De Los Poetas: Vecinitos.

Hace dos semanas, muy temprano por la mañana, se comenzaron a escuchar ruidos afuera de mi casa, no es muy común, ya que mi colonia es bastante tranquila, y yo, como no soy curiosa, me asomé a ver que pasaba, y pues nada, eran un grupo de 4 muchachos de entre 25 y 30 años que se estaban mudando a la casa de al lado que llevaba varios meses desocupada. Y yo, como la excelente vecina que soy, les dí mi más bella sonrisa y mí más cordial “Buenos días”.

La mayoría de los fines de semana de las vacaciones que acaban de terminar me los pasé sola en casa, ya que mi hija se quedó con su papá o con una de sus abuelas, así que aproveché para salir con amigos, llegando por la madrugada, ¿y cual era mi sorpresa al llegar? Que yo llegaba cansadísima, y con ganas de dormir y los adorables y de magnifico ver de mis vecinos tenían a todo volumen la grabadora con canciones de los Cadetes de Linares y con una cerveza en la mano, y a pesar de que me invitaron una deliciosa chela, preferí irme a dormir, aun y que sabía que no lo lograría, ya que mi habitación está al fondo de la casa, pegada al patio y es en el patio donde tenían a todo volumen la música.
“Son nuevos” me repetía cada vez que el acordeón retumbaba en mis tímpanos.

Pinches y Repinches cabrones, repitieron eso toda la semana y no podía quejarme, ya que me habían pervertido, y ya me había tomado una cerveza con ellos.
La siguiente semana fue lo mismo y no me quedó más que encontrar la manera de amortiguar un poco el efecto negativo de la música en mis oídos a altas horas de la madrugada.

Tengo dos semanas conviviendo con ellos y después de todo no está tan mal, sobre todo después de que salgo por las mañanas a tirar la basura y me topo a Javier sin camisa y en boxer de esos pegaditos recogiendo el periódico, una cara de recién levantado y con las marcas de sus sabanas en el pecho. Suspiro. Sonrío.

Además ayer decidí por curiosidad prender mi PC, para ver si de casualidad ya habían contratado Internet, y por si de casualidad tenían su servicio sin candado, y para ver si solo por casualidad mi antena se podía robar un poquito de su señal. Así fue.

Así que, mil gracias adorables, antojables, y trasnochadores vecinitos, por el Internet.