10 dic 2009

En la Bitácora De los Poetas: Unidos.

Uno, a veces cree que nunca es una palabra inexistente, pareciera que nos aferramos a vivir sin tener siquiera la menor intención de morir alguna vez, pensamos y deseamos con frecuencia construir una capsula invisible a los ojos de los hombres, del aire. Incluso de Dios, para así cuidar cada pétalo, ala, mente, pensamiento, sentimiento y razón de todos y cada uno de los cuerpos que de no ser por que amamos tanto, y sentimos tan de nosotros, estarían expuestos a la vida. Pretendemos escapar del mínimo pensamiento que nos aloje de pronto en el simulacro donde suponemos que alguno de los dueños de nuestros abrazos pueda no existir.
Cerramos los ojos y eliminamos instantáneamente ese “supuesto” pensamiento. Sabemos a la perfección, que lo único que en esta vida podemos tener al ciento por uno de cierto, es que pronto o no tan pronto todos, absolutamente todos dejaremos, por fortuna, esta vida que irremediablemente cada vez está más desgastada que nunca. ¡Y que bueno! Por lo menos sabemos que estaremos en algún momento de nuestros largos caminos alejados de tanto bullicio. Maldad. Dolor.
Y cuando eso pasa, y de pronto ya no están esas manos que alguna vez ocuparon parte de nuestro cuerpo cubriéndolo con un fortificante abrazo, una palmada en la espalda que más que dejarte dolor, te quita pesos que se rezagan hasta adentro de nuestros pies. Y volteas y en el comedor queda un asiento vacío, un platillo sin comer, y cientos y cientos de aire sin respirar. Y uno siente como se va vaciando poco a poco y se nos va congelando el cuerpo incluso el alma, nos eliminamos de tajo y sin pensar del mundo, apretamos el botón y no existimos más, no en otro lugar que no sea nosotros mismos y nuestro grande, inmenso, profundo, amargo y eterno dolor. Nos quedamos solos, aunque un mundo de gente esté justo frente a nosotros y alrededor. Experimentamos el dolor a su máxima expresión y el miedo. Y tantas otras cosas que ni siquiera sabemos el nombre, y nada nos alivia, ni nos hace sentir mejor. Y nos quedamos sólo con nosotros mismos llorando (si nos va bien) o sólo pensando y recordando, y sintiéndonos fuera del planeta.
Y sí, de cierta forma nos quedamos amputados, y de sobra sabemos que las partes del cuerpo jamás retoñan. Pero en el fondo, sabemos que esto y muchas otras cosas pasarán y pasarían. Sabemos que la vida y la muerte son así y aún y que tenemos el conocimiento pleno y crudo. No estamos dispuestos a experimentarlo. No lo aceptamos. No lo queremos. Pero sabemos que también es necesario dejar ir a la gente que por alguna razón deja de estar físicamente entre nosotros. Al final de cuentas, es indispensable saber lo que se siente tenerlos cerca, gozarlos, abrazarlos, respirarlos. Pero es de mucha más importancia saber cuanto nos importan, y cuando los amamos cuando estamos dispuestos a dejarlos ir.
El dolor, no se va, ni se quita como mancha sobre la ropa, no se borra como plumonito mágico, el dolor se queda justo al alcance de nuestros ojos y nuestras manos, se vuelve amigo íntimo de nuestros recuerdos, mismos recuerdos que se quedan siempre, dentro de la capsula que les construimos, donde ni siquiera la misma muerte puede arrebatárnoslos.
El dolor hay que vivirlo con la misma fuerza que vivimos todo lo demás. Y para eso existen manos, oídos, bocas, hombros y rostros como los que tú conoces que estamos dispuestos a ayudarte a vivirlo con tal intensidad.
Se de sobra que todo lo que pueda escribir ni siquiera encierra la mínima parte de lo que puedas sentir, también se que no hay nada que aminore el vacío y el dolor que sientes. Pero quiero que tengas en cuenta que todos los días estamos contigo. “Si cargamos entre varios, el peso es menor”


Con todo el cariño que sabes que te tenemos todos, y con todo el respeto que has hecho crecer en nosotros para ti.




Estamos siempre contigo. Al pie del cañón, para cuando decidas darle fuego.


Alfredo, unidos a tu sentimiento, recibe un gran abrazo de tus amigos: De Carne y Verso.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Alfredo, sabes que cuentas conmigo, sabes que te queremos y que aquì estamos.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
dracco dijo...

pensarán que soy un ingrato, por gtardarme tanto en comentar.

sinceramente no había entrado en la página, he estado atiborrado de trabajo que no me doy tiempo, apenas hoy 25 de diciembre leo estás hermosas palabras de una gran poeta, a la cual considero una gran amiga, una gran mujer, y por la cual siento un profundo respeto y cariño.

sé y lo sé muy bien, que cada uno de ustedes me han estado acompañando, algunos en presencia, la mayoría en pensamiento, los he sentido muy ceca de mi.

gracias a cada uno de ustedes por ser y por estar-